del Potro al tenis

Cuando en la infancia sus amigos le decían cariñosamente “enano”, aunque por su altura ya era un gigante, Juan Martín del Potro respiraba fútbol, básquetbol y rugby. Pero tomó una raqueta casi por casualidad y terminó siendo un fenomenal tenista. El flamante ganador del Abierto de Estados Unidos era un fanático por el fútbol, cuyos goles gritaba en Independiente de Tandil, club fundado en 1918 para la práctica del básquetbol y al que lo solía llevar su padre, quien fue un eximio jugador de rugby. Cuando Del Potro, por entonces de seis años, iba a jugar fútbol debía pasar por las canchas de tenis ya que era el camino obligado. Y no se resistió a una invitación. “Ahí empezó su increíble carrera”, dijo Marcelo Gómez, el instructor que “descubrió” a Del Potro ya que le enseñó a agarrar una raqueta y al que entrenó hasta 2007. “Ya se notaba que tenía nervios de acero y grandes cualidades”, agregó Gómez en las instalaciones de Independiente, un club que es un remanso de paz a la vera de sierras, bosques y arroyos en esta ciudad de unos 150.000 habitantes y a 375 kilómetros al sudeste de Buenos Aires. “Su voluntad, su fuerza y concentración me hicieron pensar que ese niño se iba a destacar en el tenis como lo venía haciendo en el fútbol”, recordó el actual profesor de tenis del club que tiene unos 1,600 socios. “Siempre quería jugar con chicos dos o tres años mayores que él y lo bueno es que les ganaba”, agregó Gómez.

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