Historia de un Campeón Mundial

Durante más de un año, poco se supo de Efraín Domínguez, el pistero santandereano radicado en Medellín. Pero durante ese tiempo, entre octubre de 1984 y noviembre de 1985, trabajó en silencio en busca de una hazaña: Romper cuatro marcas mundiales de ciclismo en pista, en intentos solitarios que tendrían lugar en Ciudad de México. Las pruebas que atacaría Domínguez serían los 200 y los 500 metros, el kilómetro lanzado y el kilómetro con partida detenida. El trabajo de preparación comenzó sin patrocinio, es decir, sin dinero alguno para el corredor; su técnico, Mario 'Papaya' Vanegas; su médico, William Jiménez, y los preparadores físicos del club Independiente Medellín, Ordóñez y Leyva. Con éstos, precisamente adelantó los primeros ocho meses de trabajo físico general, en actividades que combinaban deportes como atletismo, natación, fútbol y pesas, y que le ayudaron a mejorar fuerza y resistencia. Paralelo a este intenso trabajo, el médico William Jiménez lo orientó en el aspecto psicológico, en busca de evitar distracciones propias de los problemas rutinarios, y también de alcanzar un alto grado de convencimiento sobre sus posibilidades. En junio de 1985 Domínguez finalizó su trabajo físico general y comenzó el específico sobre la bicicleta, que consistía en dobles sesiones diarias, la primera en la mañana, sobre 50 ó 60 kilómetros en terreno plano, y la segunda en el velódromo de Medellín, tras moto tres días por semana, y el resto en repeticiones para las pruebas cuyas marcas pensaba superar. Cuando promediaba esta segunda parte, la firma Grulla ofreció el apoyo económico, lo que garantizaba el viaje a Ciudad de México. Dos velódromos fueron analizados por Papaya Vanegas: El Magdalena Michuca, en donde Cochise Rodríguez estableció en 1970 la marca mundial de la hora, y el del Centro de Entrenamiento Deportivo, Cedón, en donde Francesco Moser también rompió el registro de la hora. El primero tenía una superior inclinación en los peraltes -39 grados-, mientras el segundo tenía 32, pero menos baches en la pista. Por eso se escogió el de Cedón. La Federación Mexicana de Ciclismo ofreció todo el apoyo, particularmente en el suministro del cronometraje electrónico y del cuerpo de jueces. Tres registros logrados: El viernes 8 de noviembre de 1985, en la mañana, Efraín Domínguez comenzó a atacar las cuatro marcas mundiales, en el velódromo del Cedán, en Ciudad de México. El primer intento fue el de los 500 metros lanzados, cuya marca estaba en poder del suizo Robert Dill Bundi, desde el 11 de agosto de 1983, logrado en el velódromo Oerlikon, de Zurich, con un tiempo de 28 segundos 705 milésimas. Domínguez estableció un nuevo registro de 27.897. En la tarde su esfuerzo se encaminó a los 200 metros lanzados, que tenía en su poder el italiano Antonio Maspes, con 10 segundos 80 centésimas, conseguido en el Velódromo Olímpico de Roma, el 21 de julio de 1960. El colombiano empleó un tiempo de 10.778. Al otro día, ya con dos marcas mundiales en su haber, Efraín Domínguez se enfrentó al kilómetro con partida detenida y estableció 1 minuto 5 segundos y 200 centésimas, tiempo que superaba el homologado al suizo Usler Freuler, el 9 de agosto de 1983. Cuando se acercaba la hora del kilómetro lanzado, se tomó la determinación de cancelarlo, porque Domínguez se encontraba extenuado. «Corrí más con el alma que con la técnica»: Domínguez «Por encima de mi satisfacción personal estoy muy contento porque mi intención es darle algo a Colombia. Este fue el resultado de año y medio de trabajo. Los tres registros me exigieron a fondo, pero luego de finalizar el kilómetro con partida detenida, sentí que me moría. A pesar de que ningún periodista colombiano me acompañó, como sí lo hicieron representantes de la prensa de otras nacionalidades, y aunque la Federación no estuvo conmigo, a ellos y a toda Colombia les dedico mi actuación, sin ningún resentimiento. Estos registros los hice más con el alma que con la técnica [...] «Después de logradas las marcas, comenzó la celebración, las entrevistas, las visitas a la Plaza Garibaldi; yo nunca soñé con nada de eso, pero resultó; ahora espero entrenarme en el Japón y competir en los mundiales de Colorado Spring, el año entrante, al tiempo que quiero batir los cuatro registros que hemos mencionado, pero en la pista cubierta de Moscú». Efraín Domínguez, Mundo Ciclístico No. 86, noviembre-diciembre de 1985.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ese lo q e eun leon...