nuevo record mundial
El etíope Haile Gebrselasie, a sus 35 años de edad, se ha convertido en un ídolo que colecciona récords, victorias y simpatías en todas las esquinas del planeta y que hoy agregó a su historial un nuevo récord mundial de maratón con 2:03:59 corridos en Berlín.
Gebrselasie no le quitó el récord a nadie porque el récord anterior -2:04:26- también era suyo.
En su país, Gebrselasie es una especie de héroe nacional; en Berlín, donde ha corrido sus dos récords mundiales de maratón, es un ídolo, y todos los que tienen que ver con el atletismo lo ven como uno de los más grandes de todos los tiempos.
Cuando llegó al maratón, Gebrselasie ya tenía detrás de sí una carrera con la que muchos sólo pueden soñar. En los 10.000 metros, fue dos veces campeón olímpico y cuatro veces campeón del mundo. Además, había tenido el récord mundial en los 5.000 y en los 10.000 metros.
Tras su cuarto oro mundial, logrado en Sevilla en 1999, Gebrselasie empezó a prepararse para dar el salto al maratón. Un récord mundial de medio maratón -que ya ha sido batido- fue una de las cosechas intermedias de ese proceso que ha llegado hoy, de momento, a su punto culminante.
El paso al maratón obligó a Gebrselasie a hacer algunas modificaciones en su estilo de correr. Como atleta de pista, Gebrselasie corría de puntillas, lo que en largas distancias implica peligro de lesiones.
Al comienzo, Gebrselasie intentó seguir corriendo de puntillas en distancias superiores a los 10.000 metros, pero en los últimos años ha pasado a correr de una forma más clásica, apoyando primero la parte posterior del pie al dar el paso.
Gebrselasie no ha abandonado del todo los 10.000 metros pero es claro que ahora los ve como parte de la preparación para el maratón.
En el maratón, Berlín ha sido para Gebrselasie la ciudad de la fortuna. Tres victorias consecutivas -dos de ellas con récord mundial- hacen que su nombre se asocie irremediablemente a la capital alemana, donde probablemente el etíope intentará el año que viene lograr título mundial en la distancia.
Al margen de sus éxitos, el fenómeno humano de Gebrselasie sirve también para cultivar al leyenda. Su sonrisa permanente, su disposición permanente para atender a periodistas y aficionados -se dice que nunca le ha negado a nadie un autógrafo- hace de él alguien especial en el firmamento de las estrellas del deporte.
Su biografía se parece a la de muchos atletas africanos y eso también alimenta la leyenda. Se repite siempre, por ejemplo, que empezó a correr para ir a la escuela que quedaba a diez kilómetros de su casa. Y si todavía hoy el movimiento del brazo izquierdo no es igual al del brazo derecho eso se debe a que todavía corre como si cargara una maleta con sus libros y sus útiles escolares.
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